Ume significa ciruela y boshi, seca. Por tanto, la umeboshi es una ciruela sin madurar fermentada durante casi dos años. 

Algunas marcas, para darles sabor y color las conservan con hojas de shiso, una hierba aromática de la menta, exclusiva de Japón. La fermentación con sal y hojas de shiso incrementa su contenido en ácido cítrico, que es utilizado por nuestro cuerpo para descomponer el ácido láctico -que genera fatiga o puntadas-, en dióxido de carbono y agua.

En la Macrobiótica, la Umeboshi se considera un alimento medicinal e imprescindible en la cocina. Su acidez neutraliza el exceso de carnes, sal, huevos (alimentos yan), mientras que su sabor salado neutraliza nuestros excesos de azúcar refinado, zumos (alimentos yin) etc. Por tanto, estimula el intestino, el hígado y la vesícula biliar alcalinizando nuestra sangre y aumentando nuestras defensas.

Tengo que advertir a aquellos que se aventuren a probarla por primera vez, que es muy salada y ácida. Así que al principio, es mejor lavarla con agua fría y tomar una puntita de la ciruela dejándola en la boca hasta que se deshaga. Los macrobióticos las toman de diversas formas: en ayunas si están enfermos o se han excedido en alimentos extremos (proteína animal, frutas, etc); antes de las comidas para estimular la digestión; mezcladas con el arroz o con la verdura o acompañando la proteína animal; para elaborar condimentos con aceite de oliva y tamari (salsa de soja); o mezclándolo con kuzu en los procesos gripales y en los trastornos intestinales.

Es muy importante recordar que sólo se toma en pequeñas cantidades ya que en poco concentra una cantidad enorme de propiedades:

– Alcaliniza nuestra sangre manteniendo el pH equilibrado (7,35 pH).

– Minerales importantes como hierro, calcio y magnesio ayudando al cuerpo a su absorción.  Su ácido cítrico hace que el intestino delgado pueda absorber estos minerales adecuadamente.

– Imprescindible para desequilibrios intestinales: diarrea y estreñimiento. Acelera el movimiento peristáltico de los intestinos. El ácido que se encuentra en su piel tiene un efecto laxante suave. Combinado con kuzu es el remedio perfecto. Alivia la acidez estomacal. Elimina el mal aliento por su efecto anti-putrificante.

– Metaboliza el exceso de azúcar. Ayuda a disolver el colesterol.

– Útil en intoxicaciones alimentarias y exceso de alcohol. Tiene un efecto antiséptico. En los casos de resaca, remojar la umeboshi durante 5 minutos en agua templada, después beber el líquido y comer la ciruela, chupando bien el hueso.

– Al igual que las algas, elimina la radioactividad. Ayuda y estimula al hígado a limpiar nuestro organismo de toxinas y sustancias químicas.

– Útil para los mareos del viajero y las náuseas de las embarazadas ya que estas últimas suelen tener la sangre más ácida y la umeboshi la alcalinizará eliminándolas. Tomar una o media en cada comida.

– Previene el estrés, cansancio y envejecimiento. Al igual que el tamari, salsa de soja japonesa sin trigo, tiene un efecto antioxidante en la sangre.

– Para activar el metabolismo, para el dolor de cabeza, para la fatiga, recomiendo el té ume-bancha, un té de tres años (bancha), cinco gotas de zumo de jengibre y media ciruela umeboshi. Se mezcla bien y se toma calentito. La umeboshi da energía a las células del riñón y del hígado para que hagan su función de desintoxicación de manera eficiente y sin sobreesfuerzos.

Con todas estas super propiedades podremos darnos cuenta que también será excelente en caso de resfriados, tos, infecciones comunes, para calmar el sistema nervioso y activar el sistema digestivo.

Además de encontrarla en forma de ciruela, la tenemos en forma de pasta, llamada Ume o bainiku ekisu, que es una especie de pasta de color oscura con las mismas propiedades; en forma de vinagre para aderezar con unas gotas nuestros platos dándoles un sabor característico entre salado y ácido.

Mucho cuidado de no excederse y ojo las personas con hipertensión y los niños. También cuidado los que tienen gastritis o inflamación de estómago ya que no a  todos les sienta bien. Aunque sea un alimento medicinal no es un ‘alimento milagroso que vale para todo’, no es la panacea ni la salvación a todos nuestros problemas de salud. Debemos saber utilizarlo y consumirlo adecuadamente dependiendo de nuestro problema o síntoma y siempre acompañada de una alimentación equilibrada y nutritiva. Por mucha umeboshi que tomemos no nos va a quitar nuestro problema con el alcohol o con el azúcar si no curamos la ‘raíz del asunto’.

(Fuente: www.nutricionencasa.com)